

Colon irritable
¿Por qué se produce?
Como otros trastornos digestivos funcionales, en la actualidad se considera que se debe a un incorrecto funcionamiento de las relaciones entre el sistema nervioso y el intestino. Pueden influir factores como la flora intestinal, el estrés psicológico, una mala regulación de los movimientos intestinales o una hipersensibilidad al dolor.
¿Cuáles son los síntomas?
Lo característico es que el dolor abdominal se asocie a cambios en el ritmo intestinal, ya sea diarrea o estreñimiento. El dolor suele relacionarse con la defecación, bien porque hay molestias al defecar o porque el dolor se alivia tras hacer la deposición. En el caso de niños con estreñimiento, el dolor no desaparece cuando el estreñimiento mejora.
¿Cómo se diagnostica?
La entrevista clínica y la exploración física del niño suelen orientar el diagnóstico y ayudan a diferenciarlo de otros trastornos digestivos funcionales.
Existen algunos signos de alarma que pueden indicar la presencia de una causa orgánica, aunque deben interpretarse en conjunto con el resto de datos:
- Antecedentes familiares de enfermedad inflamatoria intestinal, celiaquía o úlcera digestiva.
- Dolor persistente en el lado derecho del abdomen.
- Dificultad o dolor al tragar.
- Vómitos persistentes.
- Sangre en las deposiciones.
- Diarrea por las noches.
- Inflamación de articulaciones.
- Lesiones alrededor del ano.
- Pérdida de peso.
- Estancamiento del crecimiento o del desarrollo de la pubertad.
- Fiebre de origen desconocido.
Para descartar que el dolor es de causa orgánica, el pediatra puede solicitar alguna prueba complementaria: análisis de sangre, orina o heces, pruebas de imagen, etc. Si se sospecha una intolerancia alimentaria, a veces se prueba a eliminar un alimento o grupo de alimentos durante unas semanas para comprobar si hay mejoría y, posteriormente, se vuelven a reintroducir en la dieta para ver si los síntomas aparecen de nuevo.